top of page
Foto del escritorDavid Velásquez

Manejo del Tiempo para Mortales (parte 1/2)

Actualizado: 11 jul 2022

Hace unas semanas terminé el libro “4000 semanas: manejo del tiempo para mortales” de Oliver Burkeman y, me gustó tanto, que decidí crear esta entrada (y la que sigue).

Siempre que leo trato de subrayar las ideas que me parecen interesantes, que me aportan o que son revolucionarias para mi forma de ver el mundo. Luego de terminar el libro, si tengo tiempo, tomo también algunas de esas ideas y las escribo a mano, como una forma de seguir pensándolas, masticándolas, comprendiéndolas… Este libro lo subrayé más de lo normal y, de hecho, terminé escribiendo muchas de esas ideas en una libreta. Es por eso que quiero compartirles 7 ideas que me parecieron fundamentales y que me obligaron a reflexionar de forma profunda acerca de mi vida y mi relación con el tiempo. Antes de empezar, es necesario aclarar que este libro no se trata, como tienden a hacerlo los libros que hablan del manejo del tiempo, de darte consejos y tips sobre cómo ser más eficiente, trabajar menos o, simplemente, cómo hacer que más actividades quepan en tu agenda. Este libro, en cambio, hace una reflexión filosófica que nos lleva a cuestionarnos la relación que tenemos con el tiempo y, al mismo tiempo, hace un llamado constante al reconocimiento de nuestra humanidad y nuestros límites; algo que para mí podría definirse como humildad.


Habiendo dejado eso claro, vamos a entrar en las diferentes ideas: 1. Históricamente, hubo un momento en que los seres humanos empezamos a relacionarnos con el tiempo de una manera diferente. Antes, el tiempo estaba dado por las actividades del día, como por ejemplo trabajar en el campo. Sin embargo, en algún momento, empezamos como humanidad a ver el tiempo como un recurso, y de esto da cuenta frases como “usar bien el tiempo”, “invertir el tiempo”, “no desperdiciar el tiempo”, etc.


Cuando leí esto, lo primero que me empecé a preguntar fue: ¿si el tiempo no es un recurso, entonces qué es? ¿o qué quiero yo que sea? Y si siempre me he relacionado con el tiempo como un recurso para usar, gastar,perder, invertir, ¿cómo más me podría relacionar con él?


Por ahora solo me he dado respuestas parciales y sigo en la construcción de una forma diferente de ver y de relacionarme con el tiempo (Me encantaría leer en los comentarios sus respuestas a estas preguntas), pues al darme cuenta de todo esto, si noté que algo no estaba bien.


Lo problemático de esta forma de ver y de relacionarnos con el tiempo es que, al verlo como un recurso (similar, por ejemplo, al dinero, y no nos olvidemos de la frase “el tiempo es oro”), empezamos a sentir una presión interna y externa por usarlo bien o, de no ser así, a reprocharnos y culparnos por malgastarlo o desperdiciarlo. En este sentido, la relación con el tiempo, puede ser también una relación que no es saludable y que, en vez de ayudarnos a vivir plenamente, nos desconecta de la vida y de nosotros mismos.


Lo problemático de esta forma de ver y de relacionarnos con el tiempo es que nos lleva a sentir una presión interna y externa por usarlo bien o, de no ser así, a reprocharnos y culparnos por malgastarlo o desperdiciarlo.

2. ¿Han visto que siempre tratamos de controlar el tiempo? ¿Agendas, relojes, planeadores, cronómetros, temporizadores…?


El autor plantea que nuestros grandes deseos de controlar el tiempo esconden la ansiedad que nos genera elegir y nuestra incapacidad de reconocer nuestras limitaciones y lo vulnerables que estamos ante la inmensidad e incertidumbre de la vida.


Vuelve a leer eso con más calma.


Nos cuesta mucho tomar decisiones porque lo vemos como una pérdida. Por ejemplo, elegir a una persona como pareja es perdernos de conocer a muchas otras, o comprometernos a ver una serie completa o terminar un libro, significa perdernos de muchos otros títulos o historias por conocer. Y lo difícil de todo esto es que nunca podremos estar completamente seguros de nuestras elecciones y, como nuestro tiempo de existencia es limitado, siempre tendremos que elegir, pues no podremos leer todo, ver todo o experimentar todo lo que el mundo tiene para ofrecernos.

Un poco frustrante ¿no les parece?

A mí sí, pues siempre tengo presentes muchas de las cosas que quisiera vivir y experimentar antes de morirme. Sin embargo, el autor no nos deja tirados con esta perspectiva tan sombría, sino que nos propone otra forma de mirar las elecciones.


En primer lugar nos invita a abrazar nuestras limitaciones y a darnos por vencidos en la interminable lucha con la incertidumbre. Aunque esto no sea fácil y no se sienta bien en principio, es necesario, a menos que queramos seguir luchando indefinidamente y viviendo bajo la presión de todo lo que nos falta por hacer.


En segundo lugar, es necesario cuestionar eso de que “decidir es perder”, pues decidir también implica una ganancia y no cualquier tipo de ganancia. Cuando sacrificamos algo, la decisión se hace más valiosa y significativa todavía. Por ejemplo, yo, al estar aquí escribiendo, en vez de estar viendo televisión, le estoy diciendo al mundo y a mi mismo que esto es importante para mí y le doy el lugar y valor que tiene en mi vida. Y lo mismo nos pasa a todos con el libro, la serie, la carrera, la pareja… Todo lo que elegimos se vuelve valioso precisamente porque no elegimos ninguna de las otras posibilidades.


Decidir también implica una ganancia. Cuando sacrificamos algo, la decisión se hace más valiosa y significativa.

Y esto nos lleva a un último punto: es imposible no tomar decisiones difíciles. Siempre vamos a tener que tomarlas y muchas se sentirán como una pérdida o un sacrificio. Tendremos entonces que enfrentarlas, y tomarlas, enfocados en las pocas cosas que realmente son importantes para nosotros, porque cuando no decidimos también estamos decidiendo (al permitir que otros decidan por nosotros).


3. Hace tiempo venía sintiendo que por más que cumplía con todas las cosas de mi checklist, siempre aparecían nuevas tareas por cumplir y nunca parecía ser suficiente. Me imagino que también a ustedes les ha sucedido y a esto el autor lo llama “la trampa de la eficiencia”. Nuestra vida se va convirtiendo en estar siempre ocupados, con pendientes ilimitados en el trabajo, en la casa, con nosotros mismos, en nuestras relaciones, etc., y este “corre-corre” lo único que nos deja es un cansancio increíble y una sensación de que no somos suficientes o de que no tenemos las capacidades necesarias para hacerle frente a la vida. En este punto tenemos que evitar, por todos los medios, caer en esta trampa de la eficiencia. Y la salida, por más contraintuitivo que parezca, no la encontraremos haciendo cada vez más u organizando mejor nuestras agendas, sino por el contrario, aceptando que no vamos a poder con todo. La verdad es que las tareas nunca se van a acabar y nunca vamos a tener control total de nuestro tiempo ni vamos a llegar a un estado de satisfacción completa en donde ya terminamos todo y podemos finalmente descansar.

Es allí en donde se hace necesario entonces aceptar humildemente nuestros límites y tratar, más bien, de enfocarnos en esas cosas que sí son importantes para nosotros, porque muchas veces, por sacar pendientes, finalizamos lo urgente, y siempre nos quedamos sin lo verdaderamente importante para nosotros.


Es necesario aceptar humildemente nuestros límites y enfocarnos en esas cosas que sí son importantes para nosotros.

Si estás ideas les parecieron interesantes, no se pierdan la segunda parte de este artículo en donde reflexionaremos acerca del mundo digital (y sus consecuencias para nuestro manejo del tiempo), la procrastinación y la muerte. Recuerden darle like y dejar un comentario sobre sus ideas alrededor de todo esto, pues me encantaría leerlos.

0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page